Al momento en que realizamos nuestras proyecciones, planteamos varios escenarios posibles, pero realistas. Tomamos en cuenta distintos factores relevantes que pueden impactar en los resultados. Por ejemplo, en un entorno macroeconómico variable, tomamos en cuenta el tipo de cambio y la inflación, para evaluar el impacto de estos factores en los distintos escenarios posibles, para que nos ayude a prever la situación de la empresa, no sólo limitándonos a un escenario favorable, sino a situaciones donde los progresos sean más conservadores o donde algunas condiciones desfavorables se materialicen.

Desarrollamos proyecciones bajo tres escenarios:

El primero es un escenario optimista. Donde ajustamos todos los factores para alcanzar nuestros objetivos. En este escenario hacemos proyecciones de crecimiento de ventas y de disminución de costos, que podrían hacer posible el cumplimiento de nuestros objetivos.

El segundo, es un escenario medio, donde mantenemos nuestros ingresos actuales constantes. En este escenario nos permitimos analizar las condiciones reales de nuestra empresa. Este escenario lo utilizamos para evaluar posibles nuevas inversiones.

El tercero, es un escenario pesimista. Donde mostramos algunas amenazas que podrían presentarse en un futuro cercano. Por ejemplo, la entrada de un nuevo competidor o un aumento de sueldos, que podría reducir los márgenes o empujar el aumento de los precios de venta y una caída en la demanda.

La lectura de un cuarto escenario económico
Elaboramos también un escenario con influencia política y macro económica, que nos permite preparar planes de acción en caso de que ocurran situaciones desfavorables. Por ejemplo, si hay una caída en las ventas, podemos hacerle frente haciendo una reducción de costos o simplemente podemos analizar hasta qué punto tenemos capacidad de hacer frente a este problema sin tener que tomar decisiones drásticas.